Los Números en la Locura
Personajes:
- 138
- 036
- Doctor
- 050
- 048
- 07
138. – Escucho pasos, pero no son los de siempre, ¿será que volverá por los mismos corredores de hace algunos días? No, no… solo es otra de mis ilusiones, debo contenerme, ¡pero ahí viene 036; disimula, disimula! Desvía su mirada, sabrá algo, estoy seguro… se acerca; ¡silencio!
036. – ¡Lindo día, 138!
138. – Ya quisieras amigo… (Aparte) mira como sonríe; falso, ¡falso!
036. – ¿Has escuchado algo sobre la muerte de 07?, ese número esta maldito, todo aquel que llega y se le asigna ese número tiene su destino asegurado. Seguro el oráculo lo está diseñando todo según la voluntad de los dioses.
138. – Si, si, si, solo 048 lo sabe, estoy seguro; tal vez es un dios en su infierno.
036. – ¡Que no!, solo lo sabe 050, ya te lo dije.
138. – (Aparte) Viene el loquero, actúa normal, no extravíes los ojos, que tus manos no tiemblen; observa a 036, parece una piedra, ni una de sus fibras esta en movimiento; si, si, observalo.
Doctor. – Buenos días 036, veo que estas disfrutando de una tranquila charla con 138.
036. – Sí señor. Hablamos sobre 07, pobrecillo, no le vasto ser el preferido de los dioses, el oráculo lo dijo.
Doctor. – Ya veo que sigues con lo de las divinidades griegas; interesante, muy interesante.
036. – Es que no me dejan en paz, el oráculo me susurra al oído y los dioses cambian mi hado constantemente.
Doctor. – ¿Y tú 138, por qué no me miras?
138. – Señor, ¿ha visto esa forma de piedra de 036? Es espeluznante.
Doctor. – Ya veo. Los dos, ¡vallan al patio con los otros!
138. – ¡No! Solo hablan de 07, ¡no más, no más!
036. – Callate 138, el asunto lo dirigen los dioses.
138. – Que tus dioses se vallan al diablo, más bien vamos al patio, allá nos tendrán bien informados.
036. – Sí, sí. ¡Ya sé!
Doctor. – Rápido, los dos, habrán paso inmediatamente.
138. – Como mande señor, vamos 036. (Aparte) sí, sí, su mirada, me odia, lo demuestra, también satisfacción… lo disfruta.
036. – Ahí está la puerta de entrada al patio, franqueala 138.
138. – Si 036 ya va, ya va… miralos a todos, seguro hablan de lo mismo, mira como ríen. 050 esta con 048, ¡los dos lo saben!... Oye tú, ¿por qué ríes?
050. – Me rio de 07, su cara me daba asco, ¡y ahora se fue!, ¡ja, ja!, 048, mira como pone cara de sorpresa; si, mira su cara, ¡ja, ja!
048. – Yo solo recuerdo cuando llego 07, la brisa enredaba sus cabellos y el óxido de las rejas se deslizaba a sus pies, ¡oh tiempos aquellos en que aun estábamos rodeados de montañas!
050. – No, no, las montañas nos van a matar algún día, ¡lo sé!, ¡ja, ja!
138. – 07, lo recuerdo, me miraba con desconfianza, 036 también lo hace, pero no tanto como 07, si 07…
036. - ¡Ah! Pero yo recuerdo como entro en la locura, sus ojos se volvieron más claros, ya no se juntaba con nosotros, ¡no!, entraba a la oficina del loquero, ¡si, si!, con fastidio, con miedo, con horror nos observaba, cayó en un estado del que nunca se sale.
050. – Si, lloraba, ¡ja, ja!, hablaba con el loquero y este anotaba todo rápidamente en su libreta, si, ¡ja, ja!
048. – Yo solo recuerdo cuando el doctor se lo llevo al verlo en un rincón apartado llorando, ese día la lluvia entraba a torrentes por las hendiduras de la pared, ¡oh tiempos aquellos!, recuerdo a todos lo cero sietes, siempre pasaba lo mismo, y al final, ¡oh al final!, todos salían por esas mismas puertas, con el óxido deslizándose a sus pies, con sus maletas al lado y la muerte en el rostro.
036. – La muerte en el rostro, en las manos y en los pies, pero sobre todo en los ojos, esos ojos ¿Cómo eran sus ojos 138?
138. – Azules y tranquilos, terriblemente tranquilos.
050. – Pero algo más, si, ¡algo más!
138. – Tienes razón 050… ya lo recuerdo, con desconfianza, me miraban con desconfianza, todos lo hacen, pero él, él lo hacía con algo peor que la indiferencia y la desconfianza; lo hacía con lucidez.
048. - ¿Con la lucidez que vimos en las ventanas aquella dulce mañana, aquella lucidez horrible que desprenden la montañas en nuestro edificio herrumbroso, con esa lucidez que entra por las hendiduras, aquella lucidez muy lucida en los rostros de los cero sietes?
138. – Esa misma, así salió, directo a la muerte; como todos, con su ropa limpia, colorida y sin arrugas, esa, esa.

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