LA ESCLAVA por MAYCOL JULIAN TARAZONA "OTOMAWI"
LA ESCLAVA
Por presentes y allegados concurridos a la fiesta de María, serenatas y felicidades ensordecen las lagrimas de
padres hasta la misma cumpleañera.
Padre Juan: ¡Hija! Ven a mi
María: Padre… Su bendición pido (Acerca su cabeza en tal reverencia que dos lagrimones se escapan entre sus rosas mejillas)
Padre Juan: Alegrate mi niña, ya eres mujer. ¡Vamos! Festejemos.
Aparece en medio de la muchedumbre, su tío militar que creían muerto.
José: Madre del señor, mariquita pero que hermosa.
Todos en este tropel se espantaron como animas en pena, los invitados y familiares que asomaban con temor o recelo la presencia del moribundo.
María: (Hace una pausa con apretujado respiro, dejando de llorar)
Padre Juan: Pero acercate muchacho. ¿En que ropas vienes? Pareces el manco de Lepanto.
José: Y lo soy mi respetado amigo, aquí todos se espantaron por traer la más humilde ofrenda.
Todos: ¡Qué!
Una esclava
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