RECONSTRUYENDO por Myriam Olaya
Caminan acompañados tomados de la mano queriendo digerir el duelo que llevan dentro.
Allí aparecen los recuerdos,
la nostalgia de lo vivido y la tristeza embarga sus
corazones.
Sólo quieren no soltarse para evitar volver a sentir el
abandono que en estos momentos sufren cuando su ser más amado los dejó.
Pero saben en el fondo que esta circunstancia se dará
nuevamente algún día, oscureciendo como las noches los bellos atardeceres, y
ahora solo necesitan fortalecer el alma.
Y esas manos juntas, delicadamente atadas envían una voz
de aliento a sus corazones y les recuerdan que también el sol brilla en su ser,
que habrá muchas mañanas dulces, amieladas, y otro tanto de días fulgurantes que darán
luz a su camino invitándolos a disfrutar sin pensar, viviendo cada día con
coraje de fiera y ternura de ovejo.
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