MOMENTOS DE ROCK Y SILENCIO por Mary AnGEL

Esa mañana se levantó muy temprano, buscó su mejor espuma de baño, tardó un buen rato en la tina y perfumó cuidadosamente todo su cuerpo. Luego en su habitación eligió la vestimenta que llevaría puesta en la tarde para asistir al concierto y la puso en un sitio especial de su guardarropa. Salió de su casa rumbo al salón de belleza, porque quería lucir sencillamente espectacular a la hora del encuentro. Al salir en silencio, reflexionaba en sus sentimientos… ¿Era una mujer enamorada?, dijo mentalmente. Venía haciéndose esa pregunta con frecuencia desde hacía un tiempo, y aún, no lo tenía muy claro. Llevaba algunos meses en aquella particular relación, que tenía instantes de profunda emoción, alternados con períodos de largos silencios, por eso en muchas ocasiones la asaltaban dudas con respecto a su amor hacia él. Y, que decir de lo que le sucedía a él, si era difícil entablar conversación sobre lo que cada uno sentía por el otro. De lo que estaba totalmente convencida, era del enorme deseo que guardaba de verlo en el festival de Rock. Había esperado ansiosamente que llegara la fecha porque sabía que él aparecería de nuevo en ese escenario, acompañado de su banda, como lo había hecho el año anterior; pero para entonces, él no hacia parte de su vida. Siendo las cuatro de la tarde dio una última mirada al espejo, aprobó la forma ondulada de su cabello, el maquillaje sutil que realzaba la belleza de su rostro y el jean que dejaba ver la redondez de sus caderas. -No es un traje muy moderno - se dijo- pero, al fin y al cabo, así soy yo. Bajó las escaleras, atravesó el vestíbulo en busca de la puerta principal de su casa y la franqueó para dirigirse al centro de la ciudad que, se bañaba todavía con el sol del ocaso. Una fuerte brisa despeinó su cabello al momento de llegar al festival, buscó un lugar cercano a la tarima para sentarse, soñaba, en aquel instante, que mientras él se estuviera presentando, ella sentiría caer el frío de la noche en silencio, con una copa de vino caliente en su mano. Ansiosa aguardaba el momento de verle aparecer, y el momento llegó. El corazón parecía salírsele del pecho cuando al fin, anunciaron su entrada al escenario. El brillo de los reflectores de color verde, violeta y amarillo, no impidió que le contemplara, pensó que quizá entre los presentes, era la única persona que conocía a la perfección, cada centímetro de su cuerpo. A lo lejos se extasió mirando su pelo largo, los tatuajes de sus brazos y la guitarra en sus manos. Ella permaneció en silencio durante muchos minutos, buscando grabar en su memoria la voz de aquel hombre, y tratando de entender cómo, el que ahora cantaba en esa tarima, era el mismo indeciso protagonista de su curioso romance. De pronto, en medio de la música y los aplausos, escuchó que su timbre de voz fuerte se transformaba en suave y pausado, estaba interpretando una nueva canción. En esa canción, reconoció la antigua historia de amor que él había vivido, y que, le había narrado una tarde cualquiera, la canción hablaba del final de aquella historia. Comprendió, al escuchar la letra, que su indeciso enamorado había dejado atrás su pasado. -Tal vez, se dijo entonces, - Era el tiempo que ella tanto había esperado y podría permitir que su corazón tomara alas y volara al encuentro del amor. La presentación llegó a su final en medio de aplausos, el público emocionado pedía una nueva canción, ella tan sólo sonrió y en silencio se alejó un poco del lugar preguntándose si más tarde podría encontrarlo de nuevo entre la multitud. Una hora después llegó la respuesta a su pregunta, lo vio en la plaza un poco solitario y distraído, entonces se le acercó. Sus miradas se cruzaron por un instante... -Me gustó tu concierto - dijo en voz muy baja, casi susurrada en su oído. Él sonrió y se alejó, dejándola callada y con la sensación de estar en medio de la nada. Esa noche regresó a su casa con una certeza, que respondía su duda de la mañana, él era el amado que por decenios o centenios había anhelado encontrar.

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