ADRI por María teresa Amórtegui
Era bastante grato buscar un tiempo para poder hablarnos y compartir
algún ratico, hasta teníamos los mismos “enemigos” y luchábamos contra las
mismas situaciones que nos parecían injustas y desproporcionadas. Así pasaron varios años, integrando cada vez
más personas a nuestras tertulias, ganado cada día mayor confianza, hasta
contarte mis proyectos y sueños, los cuales manifestaste que te gustaron y
ofreciste apoyo para lograrlos.
Pero no era más que mentiras, tu amistad, confianza, respeto, apoyo
eran mentira, muy elaborada sí, pero finalmente mentira; hasta ahora lo puedo ver con claridad, no te
interesaba yo, solo
mantenías una máscara en aras de sumergirte en un grupo que te favoreciera,
conocer algunos amigos que le ayudasen a obtener sus logros y proyectos, los
cuales muchas veces pensamos, organizamos, redactamos y presentamos juntos,
pero que al momento de ser seleccionados solo eran tuyos, hablabas mal de mí a
mis espaldas a nuestros amigos, dejaste de pagar los préstamos de dinero,
libros, objetos que solicitaste a mi nombre, pero que eran para ti y tú uso
personal.
Hoy no sé qué me duele más: ver una realidad a la que ciegamente me
negué durante tanto tiempo o haber confiado de semejante manera en alguien que
se supo “vender” ante mis ojos como un ser íntegro, responsable y digno de una
amistad sincera o haber perdido el tiempo, los objetos prestados, el dinero,
las ideas aportadas, los tintos y cervezas malgastadas o la frustración y
sentimiento de culpa por no haber visto con claridad a este personaje y sus
intenciones.
Con pleno dolor celebro que te hayas ido hoy de mi vida, mi corazón
y mis amigos. La dura lección, la recibo
y aprendo con inmenso sufrimiento a pleno pulmón y corazón.
Gracias Adri
Comentarios
Publicar un comentario