“Hemos
de liberarnos de todos los apegos que tenemos, y ahora comprenderéis que, una
vez nos liberemos del yo, todos esos asimientos se caerán por sí mismos…Y serás
libre”
Tony
de Melo
El viernes anterior a que mi
esposo enfermara abrió su mesita de noche y yo pregunté ¿Y ese desorden? ¿A qué
se debe? Él, no respondió nada, simplemente me miró, sonrió, puso una hoja de
periódico sobre la cama, en ella desocupó el contenido del cajón y muy juicioso
desechó algunas cosas y lo ordenó milimétricamente. El domingo siguiente fuimos
a la clínica porque se sentía indispuesto, nada grave aparentemente y a los
diez días murió.
No he querido cambiar nuestro
juego de alcoba porque me gusta y me siento cómoda en él y aunque tuve que
salir rápidamente de su ropa y pertenencias, aquella mesita representa un
recuerdo tangible de la vida de un hombre al que amo porque el amor trasciende
la misma muerte.
Durante el diciembre pasado
abrí el cajón superior de la mesita y en su extremo superior izquierdo estaba
ubicado el libro que se encontraba leyendo en ese tiempo “Ligero de equipaje,
Tony de Melo un profeta para nuestro tiempo” del autor Carlos Vallés, ver el
separador en la hoja en la que quedó su lectura, los papelitos con su letra
haciendo referencias del texto, me motivó a iniciar su lectura, de pronto,
recordé que Rafiquito, el esposo de mi tía se lo había prestado, el 31 de
diciembre le pregunté y él de inmediato recordó el libro y expresó su interés
de volverlo a leer, yo le pedí que me diera un tiempo para terminar de leerlo y
me disculpé por tomarme nueve años para devolvérselo, él sonriente contestó “como
dice el dicho, no sé quién es más pendejo si el que presta el libro o el que lo
devuelve”, la verdad es que me tomé nueve años para atreverme a tomar algo de
una mesita que convertí en santuario. ¡Qué oportuno llegó este libro a mis
manos, a mi mente, a mi corazón… debía estar libre de equipaje para este
momento de mi vida!
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