TENJO SUS LUCES Y MISTERIOS por yadira cristancho
Tenjo, es un pueblo cundinamarqués, cerca de Bogotá. Valle rodeado de dos grandes guardianes, el Juaica y Majuy. Antes era un pueblo tranquilo, pequeño, donde las personas se conocían era como una familia.
Bogotá, por su parte,
viene creciendo y absorbiendo a los pueblos sabaneros; convirtiendo estos
sitios en lugares “dormitorio”, pero también acabando con tierras fértiles con
cemento y ladrillos.
Tenjo ha sido atacado por
interés económico de los constructores, en su objetivo de alojar a la población
que quiere salir de la ciudad.
Lo que antes era el centro
del pueblo parque, iglesia, alcaldía, hospital y viviendas de los campesinos;
hoy está ocupado por locales comerciales que se han expandido por todo el
pueblo para brindar comodidad a las familias que han venido a ocupar “barrios”
dentro del pueblo, es así como aparecen viviendas hechas en lo que antes eran
los potreros cercanos.
Sin embargo, la zona rural
se mantiene gracias a reglamentaciones periódicas sobre uso del suelo, que
regula los intentos de expansión urbanística, manteniéndose así su vocación agropecuaria
con sus bellezas naturales.
Es así como se puede
escuchar el susurro del viento entre los maizales, las aves surcando el cielo; en
las montañas se alojan una gran variedad de aves, mamíferos y flora nativa.
Pero también están rodeadas de misterio y de luces que aparecen en el cielo en
algunas épocas del año.
María, hija de
campesinos, tiene una sensibilidad especial, desde que
tiene memoria, ha sentido que algo más allá de lo visible intenta comunicarse.
No era la primera vez que percibía cosas que otros no podían. Sus sueños eran
cada vez más vívidos y, en ellos, siempre aparecía la misma figura: un ser alto
y esbelto, con piernas largas y ojos brillantes como la plata.
El
sexto sentido de María le permitió comprender que aquellos seres no buscaban
hacer daño; buscaban comunicación. Su mente se llenó de imágenes de un futuro
incierto, de advertencias sobre el cuidado del planeta y la importancia de la
conexión entre todos los seres vivos.
Cuando
la luz se desvaneció, María despertó al pie de la Peña. Nadie le creyó lo que
conto, pero ella sabía que ahora llevaba dentro de sí un mensaje que debía
compartir, aunque pocos estuvieran dispuestos a escuchar.
Desde
entonces, las luces siguen apareciendo sobre el cielo de Tenjo, y María sigue
subiendo a la peña, esperando que esta vez alguien más pueda ver lo que ella ve,
para que más personas quieran cuidar el planeta.
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